martes, 30 de junio de 2015

Invierno del '98.


Buenas, me presento, mi nombre es Manuel, o como algunos de ustedes me conocerán seguramente a partir de ahora: "El loquito de las camisetas". Nunca tuve el dinero suficiente para comprar todas las camisetas que quisiera, si bien tengo algunas que otras (bastantes), pero eso nunca me impidió poder apreciarlas hasta en sus más mínimos detalles. A veces se hacía difícil ya que cuando era chico no había internet, de modo que la única forma de ver las camisetas, enterarse de cuáles eran los nuevos modelos, etc, eran la televisión, los diarios, las revistas o las queridas figuritas.



Por momentos era complicado apreciar los detalles, más siendo un niño que quizás no estaba al tanto aún de de los pormenores de cada marca, pero lo que no podía visualizar simplemente lo inventaba, como se ve en estos dibujos que hice durante el Mundial '98, cuando tenía 11 años.






Si bien venía dibujando modelos de camisetas inventados desde los siete u ocho, en ese particular mundial me obsesioné, buscando reproducir las camisetas de los, a partir de esa edición, 32 equipos. En algunos casos fue algo bastante fiel (considerando mi edad) y en otros simplemente un esbozo de colores distintivos (por ejemplo la de Estados Unidos que se ve en la foto 1).

En ese momento era hincha de la selección y además del equipo (que tenía a gigantes de los '90 como Batistuta y Simeone, entre otros) lo que me cautivó del conjunto celeste y blanco (y esa fue la última vez, practicamente) fue la camiseta hecha por Adidas.



Quizás al día de hoy pueda parecer algo sobrecargada (tiene 4 usos de las tres tiras presentes: cuello, hombros, costados y las rayas verticales celestes también son tres, por si acaso) pero en ese momento el contraste del cuello negro sobre el celeste y blanco (además de ser polo, del cual en un momento era fundamentalista) los detalles bordados en dorado y en general la camiseta me parecían los mejores del universo. Otra belleza era la camiseta suplente: el modelo azul con detalles en celeste y blancos no solo quedó inmortalizada por su estética sino por haber sido nuevamente la prenda que vistió la selección para dejar afuera a Inglaterra como en el '86. Esta vez las manos de Dios fueron dos: las de Roa.





Como era un niño y los niños no tienen plata y para mi madre en esa época era prácticamente imposible y fuera de esta galaxia comprarme una camiseta, obviamente en ese momento no pude tenerla frente a mí más que en fotos, en la tele, en algún negocio o siendo usada por algún amigo. Por esos cuelgues de la vida y porque después la selección me chupó un huevo y me sigue importando poco, recién pude tener esa camiseta en el placard el mes pasado, casi 17 años después.



Quizás ya no es la camiseta perfecta e idealizada (igual que la selección) que era cuando tenía once pero siento que saldé una cuenta importante. Quedará para la próxima la camiseta azul del mundial '94, que quedó grabada en mi cerebro junto con el endemoniado grito de gol del Diego a Grecia, que vi en el televisor Talent color en el comedor de mi casa. De ese mismo mundial fortuitamente conseguí la camiseta titular en una feria por $100.- unos dos años atrás. La del '98, al contrario, no fue ninguna ganga. Pero deudas son deudas.

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